07.07.2015

Absurdo – Palabra del día

¿Alguna vez la vida le ha parecido un tanto absurda? En tal caso, no es la primera persona que piensa así puesto que, a pesar de lo que sugiere la etimología de la palabra absurdo, la idea que esconde este término ha estado presente entre nosotros desde los albores de nuestra existencia…

Absurdo, como sustantivo, describe un hecho disparatado o irracional y deriva del latín clásico absurdus, que significa ridículo o ilógico. Absurd hizo su aparición en la lengua inglesa en la publicación de 1531 The determinations of the moste famous and mooste excellent vniuersities of Italy and Fraunce (Las determinaciones de las más famosas y las más excelentes universidades de Italia y Francia, Edward Fox, et al). El sustantivo absurdity, no obstante, es anterior a esta publicación, y es que se utilizó por primera vez en 1429 para describir la disonancia musical en el libro The Mirour of Mans Saluacioune (El espejo de la salvación humana).

Si bien el término existe en la lengua inglesa desde hace muchos siglos, el concepto filosófico de lo absurdo es todavía anterior. En 1942, el periodista y filósofo francés Albert Camus desarrolló el absurdismo a modo de escuela filosófica del pensamiento mediante su libro El mito de Sísifo. Sísifo era un rey que fue castigado por los dioses con la tarea de cargar una roca hasta lo alto de una montaña. Cuando llegó a la cumbre, la roca cayó rodando hasta abajo, por lo que tuvo que volver a empezar el agonioso acenso con la roca de nuevo, y así por toda la eternidad. El castigo no era el agotador trabajo en sí, sino la futilidad de su existencia. La filosofía del absurdo examina la paradoja que supone la existencia humana: aunque nuestra vida diaria esté llena de significado para nosotros, en realidad no alberga ningún sentido.

Mark Rowlands se basa en la vida de una cigarra (una especie de insecto) para reiterar esta historia en su libro The philosopher at the end of the universe (El filósofo y el fin del universo, 2003). Las ninfas de cigarra crecen enterradas en el suelo, donde llegan a pasar hasta diecisiete años, hasta que salen de la tierra y vuelan al mundo con el fin de poner sus huevos y morir pocos días después. Entonces, las larvas caen al suelo y penetran en la tierra para repetir el proceso una vez más. Podemos contemplar la existencia de la cigarra y calificarla de absurda (una misión de veinte años sin ningún fin real) pero, como seres humanos, la verdad es que no estamos en una posición mucho mejor. Llenamos nuestras vidas con muchas más tareas que la cigarra pero, en última instancia, son muy poco significativas.

Quizás, al contrario que la cigarra, tenemos la suerte de que somos lo suficientemente inteligentes para comprender lo absurda que resulta nuestra situación… o incluso reírnos de ella (esta escuela filosófica del pensamiento ha servido de argumento para muchas obras, novelas y comedias). O puede que la verdadera pesadilla sea ser conscientes de ello. Al contrario que los humanos, la cigarra podría estar completamente en paz con el mundo.