18.02.2016

Adicción – Palabra del día

Transcurridas las 5 primeras semanas de este nuevo año, ha llegado el momento de comprobar el progreso de nuestros propósitos de año nuevo.
¿Realmente hemos terminado con nuestras perjudiciales adiciones como fumar, beber en exceso, comer comida basura o relacionarnos con personas «inadecuadas» que nos hacen más mal que bien?

¿Cómo es que cuesta tan poco adoptar un mal hábito o una relación o comportamiento insano, y en cambio parece prácticamente imposible de abandonarlo? Aquí es donde entra en juego nuestra palabra del día: adicción.

Es fácil dejarse llevar por experiencias que nos proporcionan una recompensa a corto plazo sin pensar en las consecuencias adversas que comportan a largo plazo. Encender un cigarrillo puede relajarnos o ayudarnos a concentrarnos, pero también puede matarnos a largo plazo —solo los fumadores pueden explicar esa habilidad de la nicotina de proporcionar un pensamiento agudo a la vez que una actitud relajada; para el resto, simplemente suena ilógico—. Y esto es aplicable a todas las adiciones perjudiciales: nos proporcionan momentos de felicidad o satisfacción temporal, sin embargo, pueden tener consecuencias graves para nuestra salud física y mental.

No se trata de mera palabrería, sino que se basa en hechos fundados respaldados por años de estudio e investigación. Todos conocemos los hechos y, sin embargo, encontramos formas cómodas de negarlo, pensando que tal vez seamos únicos y escapemos a los efectos negativos del mal hábito, o consolándonos a nosotros mismos, pensando que podemos dejarlo cuando queramos. Después de todo, Mark Twain dijo una vez: «Dejar de fumar es fácil. Yo ya lo dejé miles de veces».

La palabra «adicción», usada en el sentido de hábito y propensión, deriva del término latín addictionem (nominativo de addictio), que significa «recompensa, dedicación», y su primera referencia escrita en inglés con este significado de «devoción por una cosa o actividad» la encontramos en 1532.

La primera prueba escrita de adicción al alcohol aparece en Dr. Radcliffe’s Life & Letters de William Pittis en 1716: «El médico… los multó por su importante adicción a la botella después de un comportamiento muy descortés».

Asimismo, la primera descripción de adicción al tabaco aparece en Prefaces, biographical and critical, to the works of the English poets de Samuel Johnson en 1779: «Uno de sus biógrafos menciona su adicción al tabaco». El fumador empedernido que describe el autor es el poeta inglés del siglo XVIII John Philips.

El término inglés drug addiction (drogadicción) aparece por primera vez en la edición de junio de 1881 del The Medical and surgical reporter: «Un oficinista viudo de 42 años de edad, sin antecedentes familiares de alcoholismo, drogadicción, psicosis, enfermedad mental destacada o sífilis».

En lo que respecta al tratamiento de la adicción, la primera mención aparece en la edición de marzo de 1921 del New York Herald Tribune: «A ninguno de nosotros nos gusta acusar directamente a aquellos que están interesados en el tratamiento institucional de la adicción mediante la defensa de este tratamiento inhumano, pero nos vemos obligados a hacerlo».

Resulta difícil comprender una adicción a menos que se haya sufrido, sin embargo, en la mayoría de las adicciones es más bien nuestro cerebro y no nuestro cuerpo el que reclama el estímulo. Por lo tanto, para terminar con una adicción, lo primero que debemos cambiar es nuestra forma de pensar.