Hoy viajamos a la época del explorador William Dampier, quien fue el primero en usar las palabras inglesas para durián, lichi y kumquat, así como la palabra chopsticks, para denominar a los palillos empleados para comer en países asiáticos. Otras palabras para las que fue el primero en usar el término inglés fueron aguacate, barbacoa y tortillas. Pero también fue el primero en usar en inglés la palabra del día de hoy: anacardo.
William Dampier fue el explorador más importante del Reino Unido. Dio la vuelta al mundo tres veces y fue el primero en describir plantas australianas; descripciones que recopiló en su libro A voyage to New Holland (Un viaje a Nueva Holanda). Este libro era una descripción de su expedición a Nueva Holanda, que fue el primer nombre que recibió la costa este de Australia. Se publicó en 1703 y de inmediato se convirtió en un éxito de ventas.
En los informes de sus viajes de 1699, escribió acerca del anacardo: «El anacardo es un fruto del tamaño de una manzana reineta, bastante alargado y más grande en su tallo que en el otro extremo». También escribe que la semilla del anacardo «es como una judía del color de las aceitunas», que es «suave y esponjosa cuando madura», que su sabor es «muy agradable pero lamentablemente deja una sensación de aspereza en la lengua» y «un fruto muy saludable».
Como alimento, la nuez del anacardo tiene múltiples propiedades. Los estudios demuestran que su alto contenido en antioxidantes reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y que la nuez del anacardo es buena para los huesos. La nuez del anacardo puede comerse sola en forma de refrigerio y como ingrediente de numerosos platos de la cocina asiática.
Los dos mayores productores son Nigeria y la India, que juntos generan aproximadamente la mitad de la producción mundial de unos 3 millones de toneladas.