12.07.2017

El rol de la arquitectura en la preservación de la identidad cultural

El rol de la arquitectura en la preservación de la identidad cultural - EVS Translations
El rol de la arquitectura en la preservación de la identidad cultural – EVS Translations

El arte y la ciencia de diseñar y construir edificios, en otras palabras, la arquitectura, siempre se ha percibido como símbolo de los logros de la humanidad. Logros que se deben tanto a las habilidades magistrales de los arquitectos como a las billeteras de sus benefactores. Desde la antigüedad, la arquitectura ha florecido gracias al mecenazgo de los ricos y poderosos. Quienes financiaban las obras de arte también definían el diseño principal según su propio gusto y sus aspiraciones de fama. Por tanto, la arquitectura reúne el trabajo de muchos maestros constructores conocidos y desconocidos, en el que cada uno de ellos usó su propio lenguaje para transmitir un mensaje definido por un benefactor. Aunque la historia ha preservado muchos nombres en letras de oro, suele depender del arquitecto que la obra produzca un impacto significativo en la sociedad y en la cultura, y se convierta en parte inherente de la identidad de ciudades y países, e incluso de civilizaciones enteras.

Por lo general, los idiomas hablados todavía se relacionan con ubicaciones geográficas y grupos étnicos bastante específicos, y hasta hace aproximadamente 100 años, incluso ciertas regiones específicas tenían su propia arquitectura. Sin embargo, las recientes tendencias de urbanización, superpoblación y auge industrial han impuesto el concepto moderno de construcción práctica, el cual ha ocasionado que la arquitectura regional se mimetice con un estilo universal de construcción a nivel mundial. La usurpación de la arquitectura «nativa» comenzó con el colonialismo, y a mediados del siglo XX, el denominado estilo internacional, que se caracteriza por las formas planas rectilíneas, ausencia de decoración y uso de acero y vidrio, se volvieron el esperanto de la arquitectura.

Si bien los arquitectos de las últimas décadas diseñaron un mundo de rascacielos para satisfacer las necesidades de la sociedad moderna, creando un estilo neutro y funcional y a menudo ignorando la historia y la cultura de la ciudad o el país donde este surgió, la tendencia actual en arquitectura es el retorno de la identidad cultural mediante la decoración y el juego de formas. Y si la forma es el lenguaje de la arquitectura, entonces una de las formas más populares y a la vez desafiantes es la curva, cuyo misterio es interpretado por arquitectos con diversas raíces culturales, y el modernismo, a pesar de su estilo unificado, cuenta con ejemplos destacados, como el terminal de Trans World Airlines (TWA) en el aeropuerto JFK, diseñado por el genial arquitecto finés Eero Saarinen y construido con un estilo muy expresionista, que marca la pauta sobre la percepción de los viajes aéreos modernos en la edad de oro de los viajes.

Otro poeta del concreto modernista, el prolífico artista brasileño Oscar Niemeyer, dedicó su trabajo a la curva como símbolo de la forma femenina y sus impresionantes edificios se han convertido en parte del patrimonio cultural del mundo en representación de Brasil.

No olvidemos a la verdadera «reina de la curva”, como la denominó The Guardian, – Dame Zaha Hadid, la artista y visionaria británico-iraní nacida en Bagdad que se convirtió en la primera mujer en recibir el premio de arquitectura Pritzker.

El hecho es que todos los trabajos de arquitectura, desde los templos de la antigüedad hasta los modernos rascacielos, conllevan innumerables significados para distintas personas a través de un tiempo indefinido, tal como ocurre con una novela, un poema o el idioma.

Y si bien un estudio reciente llevado a cabo por un lingüista de la Universidad de Columbia predice la extinción de más del 90 % de los idiomas actuales para el próximo siglo, la arquitectura podría, en realidad, desempeñar un rol clave en la preservación de la identidad cultural.