12.02.2014

El transporte entre Europa y Asia no tiene ninguna gracia

Desde los tiempos del Imperio romano el estrecho del Bósforo, que separa el Mar Negro del Mar Mediterráneo, se ha considerado punto de encuentro entre el Este y el Oeste, entre Oriente y Occidente. Durante miles de años este canal ha sido una vía comercial crucial en la Ruta de la Seda, así como el puente de unión entre imperios vecinos, a menudo rivales. Si bien Estambul, la ciudad que se extiende a ambas orillas del estrecho del Bósforo, lleva habitada desde al menos el S. VII a.C. y ha hecho frente a prácticamente todo reto imaginable al que una ciudad puede enfrentarse con el paso de los siglos, ahora trata de lidiar con un problema que amenaza con detener, literalmente, esta metrópolis densamente poblada: el tráfico.

Aunque ha crecido hasta alcanzar una población cercana a los 14 millones de habitantes, Estambul sigue siendo una ciudad dividida en barrios europeos y asiáticos. Para conectar ambas partes de la ciudad se construyeron dos puentes que se extienden sobre el Bósforo. Como era de esperar, esta medida sirvió para mejorar el transporte durante un tiempo. Ahora bien, teniendo en cuenta que el último de esos dos puentes acabó de construirse en 1988, la ciudad necesita urgentemente medios alternativos para desviar el creciente tráfico a través del Bósforo, o bien por debajo de éste. Pero, en lugar de construir otro puente, los urbanistas y las autoridades del país han decidido que la solución al problema que Estambul tiene con el tráfico no es otro puente, sino el túnel Europa-Asia, un tramo de cerca de 15 km que une ambas orillas del estrecho del Bósforo y que consiste en un túnel de dos pisos de 5,4 km de longitud que permitirá a locales y visitantes cruzar de Europa a Asia por debajo del fondo marino en menos de 15 minutos.

¿Qué supondría esto realmente?

  • La distancia de desplazamiento entre la margen asiática y la europea se reduciría a menos de una cuarta parte.
  • Las redes de carreteras asiáticas y europeas que atraviesan Turquía estarían mejor conectadas, lo que afectaría no sólo al comercio dentro de las fronteras turcas, sino a todo el transporte de mercancías por tierra entre Europa y Asia.
  • El proyecto del túnel Europa-Asia, unido a la posición estratégica de los aeropuertos y las líneas de ferrocarril, formará una sinergia que permitirá a Turquía maximizar su capacidad y su reputación como núcleo de transporte local y/o internacional.

Efectos sobre el comercio

Si bien este proyecto, valorado en 1.400 millones de dólares, estaba previsto principalmente para descargar la congestión del tráfico local, también conlleva varias ventajas importantes para la infraestructura económica y la expansión inmobiliaria de la ciudad que beneficiarán especialmente a Kazlicesme y Goztepe. Además, puesto que este túnel servirá para descongestionar el tráfico en el caso de los medios de transporte utilizados antes de la construcción del túnel, tales como ferris y puentes, permitirá desplazarse más rápidamente de unos barrios a otros y aumentará el atractivo de la ciudad a los ojos de los turistas. Por último, y teniendo en cuenta los aeropuertos con los que cuenta el país y la expansión de las líneas de ferrocarril, así como la conexión de las redes de carreteras, será posible transportar mercancías de un lado a otro del país de forma más rápida y eficaz.

En vista de lo anterior, puede decirse que el túnel Europa-Asia tiene potencial para promover el crecimiento sostenible de Estambul, de Turquía y, posiblemente, también de Europa y Asia.

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