09.05.2017

Exploración

Extraction and distribution of oil infographics

Gracias a las películas y a los dibujos animados principalmente, cuando pensamos en la extracción de petróleo, nos suelen venir a la cabeza imágenes de chorros de petróleo saliendo a presión del suelo. Aunque se han dado casos en el pasado, es mucho menos común de lo que se cree.

Ya se trate de una gran compañía energética o un simple prospector, los depósitos de petróleo y gas (al igual que las minas de oro y diamantes), no se suelen encontrar por casualidad y no resulta nada rentable empezar a buscar de forma aleatoria en cualquier lugar. Para encontrar y extraer el producto de la forma más eficaz y barata posible, se utiliza la palabra de hoy: exploración.

Derivada del francés medio exploration y con raíces del latín explorationem, que significa «una revisión», nuestro término incluye la búsqueda y análisis general de una zona específica para determinar si contiene un recurso (como petróleo, gas, oro, cobre, carbón, etc.) en cantidades suficientes y con buenos accesos para la extracción comercial.

Incluida en 1778 en la segunda edición de la Enciclopedia Británica, nuestra palabra se usó por primera vez al inicio de la Era del Vapor y hacía referencia al carbón: «Aunque la llanura es muy favorable… para la producción de carbón,… la arcilla, la tierra y otras materias… han… cubierto la superficie de las llanuras hasta una profundidad que impide la exploración de los estratos sólidos en este lugar».

Uno de los primeros usos de esta palabra en relación al petróleo y al gas data de 1888 en la obra Transactions of the American Institute of Mining Engineers, donde aparece lo siguiente: «Ha surgido un nuevo interés por la perforación de pozos de exploración, más concretamente para buscar gas (natural)».

A parte de iniciar la exploración, como examinar la geología de una ubicación y su cercanía con recursos conocidos y probados; se utilizan mediciones en profundidad, como el uso de métodos sísmicos más activos (la observación de una pequeña explosión subterránea) o métodos pasivos, como la supervisión de las ondas sísmicas naturales o el uso de gravímetros o magnetómetros, antes incluso de llevar a cabo la primera perforación preliminar.

Aunque el precio del petróleo ha caído desde que llegara a valer más de 100 dólares el barril hace tres años, teniendo en cuenta la demanda del mercado, la exploración es esencial para seguir siendo competitivos, pero no es barata. Aunque perforar en pozos poco profundos o en pozos de ubicaciones conocidas, como en Arabia Saudí, resulta relativamente barato (aproximadamente entre 5 y 8 dólares el barril), la demanda del mercado ha supuesto trasladarse a lugares con más riesgo y peores accesos. Por ejemplo, las plataformas petrolíferas en aguas profundas (lejos de las plataformas continentales) pueden costar más de 100 millones de dólares antes de que el primer barril llegue a la refinería.