21.07.2015

Golosina – Palabra del día

En 1965, el grupo de música estadounidense The Strangeloves, quienes pretendían ser australianos para tener mayor publicidad, sacaron una canción que sería todo un éxito de ventas y pronto se convertiría en un tópico a nivel mundial: I want candy (Quiero golosinas). En respuesta a esa afirmación: ¿Y quién no? En mayor o menor medida, a todo el mundo le gustan los dulces, ya sean los caramelos, las gominolas, el regaliz o el dulce por excelencia: el chocolate.

Ante de hincar el diente a esa barrita de chocolate o meternos un osito de gominola en la boca, pensemos un momento en de dónde procede la palabra que da nombre a este dulce placer.

Aunque el término candy (golosina) se introdujo en el inglés medio a finales del siglo XIII procedente del francés antiguo çucre candi, que literalmente significa «golosina de azúcar», su origen se remonta mucho atrás. Antes de que los franceses le añadieran el calificativo «de azúcar», los árabes lo llamaban quandi, que procedía de la palabra persa qand, que a su vez era una adaptación del término sánscrito khanda que significa «un pedazo de azúcar». Curiosamente, si uno retrocede en el tiempo, puede ver que la comprensión y el uso de la palabra azúcar está ligado al descubrimiento de la caña de azúcar, que en el mundo antiguo era descrita como «junco que produce miel sin abejas».

A pesar de que durante la mayor parte de su historia las golosinas han sido confites destinados a la clase alta, gracias a la producción en serie, hoy en día es un capricho diario que prácticamente todo el mundo puede permitirse. Y de hecho, nos permitimos el capricho. Las tres principales empresas de golosinas del mundo —Mars, Mondeléz International y Nestlé— obtuvieron entre las tres unos 28.000 millones de libras esterlinas en 2014. Asimismo, el apetito a escala mundial por los dulces británicos solo parece ir en aumento: en 2013 se exportaron más de 150.000 toneladas de golosinas británicas a 143 países, lo que supuso una suma de 1.100 millones de libras esterlinas para la economía del Reino Unido.

Golosina – Candy

El primer uso conocido de la palabra candy se sitúa en el año 1475, en el libro de recetas de cocina Liber Cure Cocorum, donde se lee «Puede endulzarlo con las golosinas de azúcar». Lógicamente, el primer uso de la palabra golosina sin el calificativo «de azúcar» se encuentra en un libro de cocina: The Experienced English Housekeeper (La experimentada ama de llaves) de Elizabeth Raffald en el año 1769. En una de sus 800 recetas de cocina se lee «Añada dos cucharadas de agua a una libra de azúcar doblemente refinado, espúmelo bien y hiérvalo hasta que se convierta en golosina. Una vez enfriado, saque las ciruelas del primer sirope y póngalas en el sirope espeso». Finalmente, en torno a 1809, las golosinas adoptan la forma conocida de una capricho cotidiano, tal y como se sugiere en Letters & Correspondences de John Foster: «ofreciendo caramelos redondos y vino de prímula».