11.11.2014

Harén – Palabra del día

La palabra harén o harem procede del árabe y hace referencia a algo prohibido o protegido. En su origen, el término designaba el departamento de la casa construido para preservar la privacidad de las mujeres musulmanas. Los hombres que no pertenecían a la familia tenían prohibida la entrada.

La primera persona que mencionó el harén en la lengua inglesa fue Thomas Herbert, uno de los pioneros en viajar a Oriente Medio y escribir al respecto. A la edad de 21 pasó dos años (1627-1629) viajando como parte de una misión diplomática británica. El principal motivo que lo llevó a la fama fue su libro de viajes Some Years Travels into Africa and Asia the Great, especially describing the famous Empires of Persia (Varios años de viajes a África y Asia la Grande, describiendo en detalle los famosos imperios persas), el cual él mismo revisó y actualizó en cinco ocasiones a lo largo de su vida. La obra incluye un antiguo retrato de un dodo y, cómo no, el término harén como una sección del palacio del Sha reservada a modo de refugio para mujeres. “…Contaba con trescientas mujeres en su serrallo (llamado aquí harem)”. Herbert, como muchos otros escritores y diplomáticos de la época, tenía el inconveniente de ser hombre, por lo que no pudo profundizar en su descripción del harén.

Este honor quedó reservado a Lady Mary Wortley Montagu, la esposa de un embajador británico en el Imperio otomano. Ésta no fue su única hazaña: también fue la suegra del primer Ministro Principal de Escocia y una figura clave en el mundo literario de mediados del siglo XVIII. Viajó a Oriente junto con su esposo, donde conoció la práctica de la inoculación, previa a los procedimientos de vacunación, de mano de los turcos e incluso hizo inocular a su propio hijo contra la viruela. Y, en una carta escrita en 1718, fue la primera escritora inglesa que, como mujer, logró relatar de primera mano sus impresiones tras acceder a un harén decorado de forma exquisita en Estambul, adonde había sido invitada a cenar con la sultana. Al entrar en el edificio (el harén) se encontró con un interior muy lujoso, decorado con nácar, marfil, madera de olivo y porcelana japonesa.

Poco después, harem pasó a utilizarse como término general para referirse a las mujeres de una familia musulmana, fueran o no las esposas o concubinas. La idea fascinó al mundo occidental, adoptándose en numerosas obras artísticas, incluidas óperas. La ópera de Mozart Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo) describe las hazañas de un héroe occidental que intenta rescatar a la mujer que ama de un harén, mientras que gran parte de Il corsaro (El corsario) de Verdi se desarrolla en un harén.