09.07.2015

Heroína – Palabra del día

La palabra heroína deriva del griego heros, término utilizado para describir a una persona con unas cualidades sobrehumanas admiradas por los dioses o bien a un semidiós (el descendiente de un dios o una diosa y un humano). Cuando el término pasó al latín clásico, apareció una versión femenina de este sustantivo, hasta entonces de género neutro: heroina. La versión inglesa heroine procede del francés medieval, que había sustituido el sufijo latino «-ina» por el francés «-ine».

La palabra heroine apareció por primera vez en la lengua inglesa en una publicación de 1587, cuando el obispo John Bridges escribió A Defence of the Government Established in the Church of England for Ecclesiastical Matters (Una defensa del gobierno establecido en la Iglesia de Inglaterra para cuestiones eclesiásticas). Aquí, escribió: «De manera semejante, Bundwica gobernaba este reino, librando guerras contra los romanos en defensa de la libertad de su país… Estas heroínas…». ¿Quién era esa heroína a la que se refería? Se trataba de Bundwica, más conocida como Boudica, la reina de la tribu britana de los icenos. Sin poderes sobrehumanos pero, sin duda, con una fuerza férrea, dirigió a su tribu en la lucha contra las fuerzas de ocupación romanas. Según se cree, acabó encontrando la horma de su zapato en algún lugar de Northamptonshire.

Sin embargo, hoy en día ya no hace falta ser una semidiosa o una reina guerrera para que recibir el título de heroína. Actualmente suele aplicarse a mujeres que han demostrado su valentía, fuerza o alguna característica admirable de otro tipo. Cuando alguien habla de sus héroes y heroínas, simplemente está haciendo referencia a aquellas cualidades o logros que admira y que pueden ser la confianza, el éxito profesional o incluso el mero hecho de tener sentido de la moda.

En 2013, The Huffington Post publicó un artículo titulado «9 de las heroínas más queridas de la literatura». La lista incluía a Edna Pontellier (de El despertar de Kate Chopin), a Emma Bovary (de Madame Bovary de Gustave Flaubert) y a Esther Greenwood (de La campana de cristal de Sylvia Plath). Estas mujeres han sido proclamadas heroínas a raíz del denominador común que las define: su batalla contra las restricciones impuestas por la sociedad, una sociedad a la que no le interesaba su fortaleza de carácter u opinión.

Pero el número 9 no es lo más habitual… hace que sintamos la necesidad de querer redondearlo a 10, ¿verdad? En tal caso, ¿a quién añadiría a esta lista de heroínas literarias? La matriarca Ma Joad de la novela de Steinbeck Las uvas de la ira podría ser una candidata excelente. Cuando viajó a California con su familia durante la Gran Depresión estadounidense en la búsqueda desesperada de un trabajo en el campo peleó hasta el último aliento para mantener a su familia unida y viva, incluso cuando el resto de miembros caían a sus pies desalentados. Es una gran mujer y debemos agradecérselo a Steinbeck. Sin embargo, queda en sus manos decidir quién es su heroína favorita.