28.04.2015

Juku – Palabra del día

Juku es una palabra japonesa que suele traducirse como academia. El término apareció por primera vez en 1931 cuando el New York Times escribió un artículo titulado “Un nuevo concepto de enseñanza se extiende en Japón. Obara, el fundador del sistema juku, explica sus objetivos y evolución”. De hecho, los juku se hicieron populares tras la etapa de la posguerra en Japón y desde entonces se han convertido en una característica intrínseca al panorama educativo de este país. Se trata de instituciones privadas que ofrecen diferentes funciones según el tipo seleccionado: juku para ampliar la enseñanza impartida en el colegio, juku para ayudar a los alumnos a prepararse para un determinado examen de admisión (incluyendo escuelas secundarias superiores y universidades) o juku para estudiantes con dificultades que necesitan un refuerzo para seguir el ritmo de sus compañeros.

Japón tiene fama de contar con un sistema educativo que se caracteriza por el aprendizaje memorístico y una gran dedicación al estudio. También por progenitores (especialmente las madres) que presionan a sus hijos al máximo para que obtengan plazas en escuelas de prestigio o alcancen la mejor nota en los exámenes de matemáticas, inglés o ciencia. El juku encaja en este estereotipo puesto que los jóvenes acuden aquí a estudiar cuando salen del colegio hasta bien entrada la noche e incluso los fines de semana. Sin embargo, esto es solo un estereotipo, y el fenómeno juku no puede explicarse solo como resultado de unos padres ambiciosos y la obsesión por el estudio. Existen numerosas razones porque las que los juku se han extendido tanto, así como convincentes argumentos a favor y en contra de su uso.

Por una parte, los detractores de los juku se quejan de que, a causa de los dolorosos costes asociados a estas academias, los miembros de las familias más pobres se quedan atrás mientras que sus compañeros más adinerados estudian a un ritmo frenético para alcanzar el éxito académico. El sistema educativo japonés siempre se ha caracterizado por su enfoque igualitario y los juku no acaban de encajar en esta idea. No obstante, el problema de dicho sistema igualitario es que los niños que se quedan atrás o aquellos que destacan están en una situación complicada porque el sistema solo satisface al nivel intermedio. Los juku, se alega, pueden dar cabida a los niños con necesidades que se salgan de lo normal.

Los defensores de los juku también podrían argumentar que los métodos de enseñanza son más innovadores que los empleados en las escuelas públicas, tradicionalmente centrados en los docentes. Esto probablemente dependa del juku en concreto al que acuda el joven, pero es cierto que, dado que los juku son empresas que buscan un beneficio (que se alcanza haciendo que los niños aprueben los exámenes), la enseñanza aquí debe ser más innovadora. Y tampoco es que los estudiantes no los disfruten. Muchos niños japoneses dirán que les encanta el ambiente que se respira en su juku y el enfoque de sus profesores (así como hacer un nuevo grupo de amigos).

Probablemente, el argumento más común contra los juku es que privan a los niños de su infancia: excluyen cualquier otro tipo de actividades extraescolares o quedar con los amigos; solamente tienen cabida estudiar y hacer tareas. Esto podría ser cierto y los padres incluso podrían llegar a admitir en secreto que su hijo se está perdiendo… ser un niño, pero la realidad es que los padres japoneses tienen muchísima presión para “estar al nivel del vecino”. La lucha por que los hijos accedan al mejor colegio y a la mejor universidad es algo más que evidente y nadie quiere que su hijo quede el último, por el bien del niño. Esta lucha se ve alimentada por la práctica de las empresas más relevantes de Japón, que siguen realizando su ronda anual de contrataciones exclusivamente entre los recién graduados en las mejores universidades.

Los juku no son sintomáticos de una obsesión por la educación per se, sino más bien denotan una obsesión con el status social y el miedo a que el hijo se quede atrás. Hasta que el Ministerio de Educación reforme los métodos y enfoques pedagógicos de las escuelas, los juku seguirán siendo un complemento necesario para la educación de los niños japoneses.