22.02.2017

Placebo – Palabra del día

Placebo - Palabra del día - EVS Translations
Placebo – Palabra del día – EVS Translations

La palabra placebo surgió a partir de un error de traducción. Cuando San Jerónimo tradujo la Biblia del griego al latín cometió un error en el salmo 116, línea 9 (edición moderna). Escribió Placebo Domino «Yo complaceré al Señor», en lugar de Ambulabo coram Domino «Caminaré delante del Señor».

El término placebo tiene su origen en el Oficio de difuntos que empezó a celebrarse a partir del siglo XIII y en el que se cantaba dicho verso. Más adelante, la gente empezó a mofarse de los cantores de este oficio por su falso vínculo con los difuntos, ya que su único propósito era recibir una parte de la comida servida o del dinero recolectado en el funeral, lo que les valió el apodo de «cantores de placebo».

El primer registro de la palabra en la lengua inglesa es en un manual monástico del siglo XIII de autor desconocido titulado Ancrene Wisse, con el significado de «vísperas en el Oficio de difuntos».

El término evolucionó en los siglos posteriores hasta adoptar el significado general de «alguien que trata de complacer por cualquier medio posible, un adulador servil».

A modo de ejemplo, en su obra Los cuentos de Canterbury Geoffrey Chaucer emplea la palabra placebo para designar al hermano adulador del protagonista.

En el siglo XVI, se daban reliquias falsas a las personas que presentaban signos de posesión demoníaca. Al parecer los demonios no poseían conocimientos suficientes como para distinguir las reliquias falsas de las auténticas, puesto que la mayoría de los pacientes poseídos respondían bien al tratamiento engañoso.

Dos siglos después, la palabra placebo entraría a formar parte de la jerga médica y la prescripción de medicamentos placebo para satisfacción de las mentes de los pacientes, en lugar de con el propósito de producir un efecto terapéutico directo, se convertiría en una práctica habitual.

En aquella época, los médicos a menudo administraban medicamentos simples y sin acción terapéutica como pastillas de pan, gotas de agua coloreada, polvos de ceniza de pacana o lactosa a los pacientes hipocondríacos y tercos.

El primer uso registrado de la palabra en inglés data de 1785. La obra de George Motherby A new medical dictionary: or, general repository of physic evidencia lo habitual que era esta práctica: «Placebo, un método o medicamento común».

Ese mismo año se documenta por primera vez el uso clínico de medicamentos placebo administrados de forma intencionada.

En 1807, Thomas Jefferson dejó constancia de lo que él llamó pia fraus o engaño inocente, explicando que uno de los médicos más exitosos de la época le aseguró haber empleado más medicamentos placebo que todos los demás medicamentos juntos.

El primero en documentar el efecto placebo en la era moderna fue Graves en un artículo publicado en The Lancet en 1920, si bien, el término ya apareció casi dos décadas antes en Sanitarian: «No se conocen propiedades antivirales del ácido fórmico. Es posible que lo que se ha observado sea un mero efecto placebo».

En la década de los años 70, los ensayos controlados aleatorios en que los participantes son asignados o bien al grupo activo que recibe el tratamiento, o bien al grupo de control que recibe un medicamento placebo, se convirtieron en una herramienta potente para la aprobación y la venta de nuevos desarrollos de medicamentos.

La explicación de que una sustancia sin acción médica reconocida pueda tener efectos físicos y psicológicos reside principalmente en el poder de las creencias y las expectativas. La esperanza de obtener un resultado positivo supone la liberación de endorfinas, las cuales tienen un efecto analgésico.

Aunque también pueden producir el efecto contrario: algunos pacientes podrían presentar dolores de cabeza, náuseas o mareos como respuesta al placebo. Esto se conoce como efecto nocebo.