18.08.2015

Quingombó – Palabra del día

El quingombó es una verdura con bastante mala reputación culinaria. A la mayoría de nosotros no nos gusta nada o no estamos seguros de cómo integrarla en una dieta sana y variada, ya que únicamente la consumimos frita y como guarnición.

Sí, el quingombó es viscoso, lo sabemos, y su sabor es una mezcla entre espárrago y berenjena, por lo que no puede ser elogiado precisamente por su sabor.

Pero, el quingombó es una verdura muy versátil con una importante historia y un extravagante nombre coloquial «dedos de dama» (la traducción literal del nombre de la verdura en hindi bhindi).

Y está ganando popularidad en los últimos años como alimento adecuado para personas con diabetes o un riesgo elevado de padecer diabetes cuando se usa en forma de extracto de las semillas y la cáscara o encurtido. De hecho, el quingombó se emplea desde hace siglos en algunas culturas tradicionales para ayudar a estabilizar el nivel de azúcar en sangre.

Perteneciente a la misma familia que la planta del algodón y las malvas, el quingombó es muy probablemente originario de Etiopía y era cultivado por los antiguos egipcios ya en el siglo XII a. C.

Durante la migración bantú, la planta se extendió a África Occidental y en Angola recibió el nombre de quilobo, a partir del cual surgió el nombre gumbo. El famoso guiso gumbo, con quingombó como ingrediente principal, surgió en Luisiana en el siglo XVIII y debe su nombre a la lengua bantú hablada por los muchos esclavos africanos residentes en Luisiana en aquella época.

Su nombre en inglés okra procede de Nigeria, del idioma igbo, quienes llamaban okuru a esta planta pegajosa.

Como ya hemos comentado, esta verdura se extendió al continente norteamericano a principios del siglo XVIII a través de la ruta del comercio de esclavos.

Por lo que respecta a Europa, la planta se introdujo a través de la ruta mediterránea de comercio con Oriente Medio.

La primera vez que los lectores ingleses leyeron sobre esta planta viscosa fue en 1679, cuando Thomas Trapham, en su obra A discourse of the state of health in the island of Jamaica (Un tratado sobre el estado de salud en la isla de Jamaica), describió el quingombó como un importante ingrediente de la cocina local: «Como alimento de fácil digestión, el joven quingombó puede ser bien admitido como alimento aceptable tanto para animales como personas, aliñado de diversas maneras según las preferencias de cada uno».

Sorprendentemente, todas las referencias escritas en los dos siglos siguientes provienen exclusivamente de viajeros y colonos de las Indias, quienes describen la planta y su aplicación culinaria.

La próxima vez que vea un quingombó en su plato, piense en su historia y sus numerosos beneficios para la salud: fuente de antioxidantes, fibra, vitaminas y minerales que reduce el colesterol y mejora la digestión y el nivel de azúcar en sangre, por solo nombrar algunos de ellos.