21.04.2015

Referéndum – Palabra del día

En prácticamente todas las elecciones, los políticos, los expertos y la prensa intentan centrar la votación en una cuestión o política específica para identificarse con los sentimientos de los votantes. En general, un referéndum puede usarse en un sentido más tradicional para centrar la votación en una cuestión concreta o como una interpretación más liberal del punto de vista de los votantes. Si miramos, por ejemplo, las elecciones que tuvieron lugar en los años 80, estas se consideraron un referéndum sobre las reformas impulsadas por Margaret Thatcher. Teniendo en cuenta que la guerra de Irak empezó en 2003, las elecciones de 2005 se convirtieron en un referéndum sobre la implicación de los británicos en dicha guerra. Más recientemente, las elecciones de 2010 se convirtieron en un referéndum sobre la actuación el gobierno laborista durante la recesión económica, y las siguientes elecciones bien pueden ser un referéndum sobre la situación de Gran Bretaña dentro la Unión Europea. Asimismo, es posible que en los próximos años nos enfrentemos a un referéndum específico sobre la pertenencia a la Unión Europea. Como vemos, la palabra referéndum se utiliza a menudo en un contexto de elecciones, pero analicémosla en más detalle.

Cabe esperar que este término, al igual que nuestro sistema político, y en consecuencia, la mayoría de nuestra terminología jurídica, proceda de los romanos. El término latino del que procede, referendum, significa literalmente «aquello que debe ser llevado de nuevo a su punto de partida», lo que en un contexto electoral significa llevar una cuestión directamente a los votantes. A pesar de que tenemos voz en asuntos locales y nacionales, según los ejemplos anteriores, los votantes normalmente no podemos votar sobre cuestiones y aspectos individuales de la política. Sin embargo, unas elecciones pueden considerarse un referéndum porque conocemos las plataformas de cada uno de los partidos y podemos votarlos en consecuencia. Por ejemplo, si estábamos en contra de que Gran Bretaña participase en la guerra de Irak, podríamos haber mostrado nuestro descontento votando a uno de los partidos que en aquel momento estaban en la oposición.

La palabra referendum se introdujo en la lengua inglesa en la segunda mitad del siglo XVIII, logrando su uso aplicado a principios del siglo XIX, aunque al comienzo se asociaba estrechamente con el sistema de gobierno suizo y sus referéndums específicos a nivel federal o de cantón. De hecho, el primer uso conocido de la palabra en un texto inglés fue en el Annual Register de 1816, que trata sobre la influencia del papa en las áreas católicas de Suiza: «once oficiales rechazaron la petición del pontífice: nueve votaron a favor del referéndum y dos se abstuvieron». Pronto se extendió el uso del término, como puede verse en la obra de James Young The New American Governments and Its Works (Los nuevos gobiernos estadounidenses y sus obras), quien señalando el atractivo de la responsabilidad y los gobiernos locales, escribió: «En los Estados Unidos, el referéndum se ha usado desde los primeros tiempos de manera frecuente». Buscando un ejemplo más cercano a nuestra realidad, existe una cita de una ley del Parlamento británico de 1975, que todavía es plenamente vigente en la actualidad: «Debe llevarse a cabo un referéndum preguntando si el Reino Unido debe seguir siendo un miembro de la Comunidad Económica Europea ».