03.12.2015

Tarot – Palabra del día

No hay casi nadie que no se haya sentido tentado a reflexionar sobre lo que le depara el futuro. ¿Cómo saldrán sus planes? ¿Cuál es la mejor decisión a tomar? ¿Y si… (insertar opción aquí)?

¿Sientes escalofríos bajando por la columna o al menos un ligero nerviosismo y desazón general cuando se trata del negocio de la clarividencia? No se trata de ser supersticioso o escéptico, se trata de lo desconocido. Lo oculto es la fuerza universal para pillar desprevenidos incluso a los más preparados para esta vida. Es ese sentimiento misterioso que se percibe cuando se camina por una feria de atracciones y se divisa la tienda de una anciana con la obligada bola de cristal y las cartas del tarot.

Este es el típico escenario de cómo adoptamos diversos textos preparados y en realidad no pasamos por alto las creencias populares.

Las cartas del tarot, por ejemplo, son conocidas por el público general como una herramienta para adivinar la fortuna. Una sugerencia indica que, más que predecir el futuro, hoy en día se utilizan para explicar y mostrar una perspectiva del presente, para cuestionar la percepción de una situación actual y posiblemente para ofrecer un nuevo punto de vista como alternativa a un método psicoterapéutico para trabajar con el subconsciente y, en última instancia, conocernos mejor a nosotros mismos.

La palabra tarot fue introducida en la lengua inglesa allá por el siglo XVI y como préstamo directo del francés. La palabra es originaria del italiano y deriva del nombre de un juego de cartas, tarocchi (singular tarocco), que parece tener su origen en el norte de Italia alrededor del siglo XIV y, según la teoría, el nombre de las cartas hace referencia a Taro, un río de la región.

Otra teoría vincula la etimología de la palabra con el árabe turuq, que significa “caminos”.

Incluso aunque la etimología sea bastante desconocida, el conjunto de cartas parece haberse extendido fácilmente por Europa para ser utilizada en numerosos juegos.

En un inicio no había nada oscuro ni oculto sobre el tapete del tarot, que cuenta con un total de 78 cartas: 22 cartas con figuras, más un juego de 56 cartas en cuatro palos.

Sin embargo, dos siglos más tarde encontramos evidencias del uso adivinatorio de las cartas del tarot en Los oráculos de Francesco Marcolino da Forlì, un libro del año 1540 en el que las cartas se utilizan para seleccionar un oráculo al azar, aunque sin significado en sí mismo.

Medio siglo más tarde, la palabra aparece por primera vez por escrito en una fuente británica con su significado original de juego de cartas. Esto tiene lugar en 1592, en la obra de De La Mothe Alfabeto francés: “¿Quieres jugar a juegos de mesa, a los dados, al tarot, al ajedrez?”.

En la década de 1770, Antoine Court de Gébelin, un pastor protestante nacido en Francia, publicó una disertación sobre los orígenes del simbolismo en el tarot en relación con sus orígenes en el Antiguo Egipto y con la creencia de que las imágenes del tarot representan la antigua teología egipcia.

Con el tiempo, las cartas del tarot empezaron a ser veneradas como obras de arte por parte los coleccionistas, tal y como The Fortnightly review (La revista quincenal) , una de las más importantes e influyentes publicaciones del siglo XIX en Inglaterra, redacta en 1899: “Piot…fue…el primero en coleccionar “tarots”, esas valiosas cartas de mesa que ahora tienen un precio tan elevado. “