16.04.2015

Whisky / Whiskey – Palabra del día

Para bien o para mal, y especialmente cuando se acerca el día de San Patricio, Irlanda es conocida y se asocia con algo en particular: la bebida. A diferencia de algunos países que son sinónimos de determinadas bebidas espirituosas, como Inglaterra con la ginebra, Escocia con el whisky escocés (nótese la diferente ortografía), Francia con el champán o Rusia con el vodka, Irlanda parece estar dividida en dos: la cerveza negra Guinness y el whiskey irlandés. Hoy, nos vamos a centrar en éste último.

¿Qué hace irlandés al whiskey y qué hace a un whiskey irlandés? El término «whiskey» proviene directamente del gaélico uisge beatha, que es probablemente la traducción literal del latín medieval aqua vitae (agua de vida). Sin embargo, también se cree que, al igual que el término ruso vodka, «whiskey» proviene del irlandés antiguo uisce (agua), que es anterior al latín aqua vitae. Desgraciadamente, la definición exacta del whiskey irlandés es tan liosa como el origen del término. Aunque todo el whiskey producido en Irlanda, de 3 años, y con un mínimo de contenido en alcohol, es técnicamente whiskey irlandés, existen numerosas diferencias y diferentes estilos. Desde whiskey de grano sin maltear de destilación continua hasta el whiskey de alambique «pot still», que puede utilizar granos malteados, sin maltear, o ambos.

Aparte de su crisis de identidad, el whiskey irlandés ha recorrido un largo camino y, tras una caída prolongada, las cosas están finalmente mejorando. En 1900, la producción de whiskey irlandés alcanzó aproximadamente los 12 millones de cajas al año. Aún así, debido a la prohibición en los Estados Unidos, las guerras nacionales, y las disputas comerciales en el extranjero, la producción disminuyó a menos de medio millón de cajas en los años 70. Pernod Ricard revitalizó el whiskey irlandés al comprar Irish Distillers en 1988 y, gracias a una gran campaña de marketing en el extranjero, ahora (y durante las últimas dos décadas) es la bebida espirituosa con mayor crecimiento del mundo, y se prevé que vuelva a lograr una producción de 12 millones de cajas para 2018.

El primer uso conocido de este término denota el «efecto» de la bebida y aparece en una cita de 1715 en el libro A Book of Scottish Pasquils de James Maidment en 1868: «el whiskie hace que el cerebro se enfurezca». Viendo la popularidad local de la bebida en 1753, la revista The Gentleman’s Magazine aseguraba que «en cualquier bar de esta ciudad (Dublín), se venden 120 galones de esa maldita bebida, whiskey».

Aunque, teniendo en cuenta el alma de Irlanda, así como el día de San Patricio, puede que el mejor uso de este término aparezca en una carta de 1924 escrita por Hart Crane, donde afirmaba que «en cuanto me sirvieron whiskey con soda, reviví».