27.11.2014

Sintoísmo – Palabra del día

El sintoísmo es la religión original de Japón y se limita a este país. Se basa en la adoración a los dioses que existen dentro de todos los elementos de la naturaleza, como las piedras, las montañas y los árboles. El sintoísmo es la existencia de una fuerza que nos rodea y que, a cambio, requiere que vivamos en armonía con nuestro entorno.

Engelbert Kaempfer, una naturalista y médico alemán, visitó Japón a finales del siglo XVII y se quedó durante dos años para estudiar la flora local. Escribió el libro The history of Japan que fue traducido al inglés por John Gaspar Scheuchzer (1727). Gracias a este libro, el mundo occidental conoció por primera vez el sintoísmo. Sin embargo, a Kaempfer no le interesaba mucho, ya que escribió: «Los seguidores del sintoísmo tienen un respeto inusual a estas reliquias sagradas… todo el sistema se basa en un contexto totalmente ridículo de fábulas inconcebibles».

Kaempfer no era un converso, pero a pesar de la falta de una doctrina formal del sintoísmo (no existen textos religiosos ni tiene un fundador oficial), ha existido durante siglos en Japón como parte respetada de la cultura del país. Originaria de la mitología antigua japonesa, los primeros registros de la práctica del sintoísmo datan del siglo VIII. A día de hoy, el sintoísmo sigue formando parte de la vida de los japoneses, ya sea en una boda sintoísta, en las celebraciones de Año Nuevo o en las plegarias a los ancestros que se realizan en los pequeños santuarios que hay en las casas. Quizá, esta ausencia de código moral prescrito y de textos sagrados que analizar e interpretar es lo que explica por qué el sintoísmo ha convivido siempre de forma pacífica con la otra religión del Japón, el budismo.

Algunos de los santuarios sintoístas más famosos de Japón se encuentran en Tokio. El santuario Yasukuni es muy polémico ya que es donde están enterradas las víctimas de las guerras de Japón y las visitas para presentar respetos pueden encender la indignación. En un tono más amable, el santuario Meiji de Shibuya, Tokio, es donde la gente se reúne en Nochevieja; hay que hacer cola durante mucho tiempo a bajas temperaturas antes de poder llegar al altar, donde hay que dar palmas y tocar la campana antes de pronunciar una oración a los dioses.

Los japoneses suelen decir que no son religiosos y que viven practicando una mezcla de budismo y sintoísmo como, por ejemplo, registrar un nacimiento en un santuario sintoísta local y realizar un funeral budista. Aunque Kaempfer no lo aprobaba, el sintoísmo forma la base de la cultura japonesa y seguirá existiendo de forma pacífica en las mentes de los japoneses durante los próximos siglos.