23.10.2013

TAFTA: ¿El futuro del comercio?

Esta semana, durante su discurso sobre el estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos Barack Obama mencionó una idea que, desde su concepción inicial, ha sido tan tentadora como difícil de alcanzar: un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. En la actualidad algunos economistas están presentando un tratado de libre comercio transatlántico (o TAFTA por sus siglas en inglés) como el camino a seguir para finalmente superar el malestar económico que viene afectando a EE. UU. y a la UE desde el comienzo de la gran recesión a finales de 2007 y como una herramienta eficaz para contrarrestar la creciente supremacía económica de China.

¿Por qué el TAFTA y por qué ahora?

Durante años la lógica económica convencional ha venido dictando que los acuerdos comerciales entre entidades con un nivel de desarrollo similar no tenían sentido alguno y que estos únicamente serían efectivos si se establecían entre entidades con diferencias en cuanto a desarrollo. No obstante, gracias a acuerdos como el Tratado de Roma (1957), que daría lugar a la creación de la Comunidad Económica Europea, o al primer Tratado de Libre Comercio entre EE. UU. y Canadá (1988), los dictados económicos tradicionales están ahora en tela de juicio. De hecho, debido al rápido desarrollo de economías emergentes como China, India o Brasil, y a las barreras comerciales fijadas por estos países para seguir impulsando el crecimiento económico, regiones hiperindustrializadas como la UE y Norteamérica recurren ahora unas a otras para poder crecer en el futuro, lo que parece ser un buen motivo para adoptar esta política. Según un artículo publicado recientemente en la revista The Economist, “la Comisión Europea considera que un acuerdo ambicioso podría incrementar el comercio transatlántico en torno a un 50 %”, un porcentaje aún más importante si recordamos que las transacciones comerciales entre EE. UU. y la UE en 2011 sumaron un total aproximado de 636.400 millones de dólares (367.800 millones de la UE a EE. UU. y 268.600 millones de EE. UU. a la UE).

Efectos sobre los negocios

Siendo realistas, con el actual aperturismo de las economías estadounidense y europea y con unas tasas arancelarias que ascienden como máximo al 4%, no estaríamos “abriendo nuevos mercados” y, por consiguiente, no se generarían los mismos beneficios que en caso de que así fuera. Ahora bien, la eliminación de los aranceles y la armonización de las normativas, especialmente teniendo en cuenta el tamaño de las economías en cuestión, desatarían un potencial económico hasta ahora reprimido por dichos aranceles y normativas, y sin duda tendrían un impacto económico considerable a ambos lados del Atlántico. En el caso de las empresas, un tratado de libre comercio transatlántico permitiría acceder de manera más eficiente a un mercado más simplificado. Aunque su negociación e implementación llevarán su tiempo, el TAFTA tiene potencial para simplificar el comercio transatlántico y unir Norteamérica a Europa de un modo impensable hace tan solo una década, ofreciendo así a ambas economías una alternativa para afrontar los nuevos retos económicos del siglo XXI.

EVS Translations ofrece servicios profesionales de traducción a varios sectores. Si desea más información sobre cómo podemos ayudarle en sus proyectos internacionales, visite nuestro sitio web.