20.03.2014

Palabra del día: Caleidoscopio

Este término está compuesto a partir de las palabras griegas kalos (bello), eidos (imagen) y skopeo (observar). El caleidoscopio fue inventado por Sir David Brewster, un escocés que trabajó en la idea durante varios años antes de patentarla. La primera mención en la lengua inglesa la encontramos en la solicitud de patente de Brewster en el año 1817. Este fascinante artilugio cilíndrico lleno de objetos de colores que se reflejan en espejos una y otra vez formando motivos geométricos, así como los elegantes mosaicos, se pusieron de moda muy rápidamente. El editor de Lord Byron, John Murray, envió uno a este poeta del romanticismo como regalo al año siguiente y escribió “Le envío un caleidoscopio de muy buena construcción, un juguete que se acaba de inventar“. En 1822 estas atrayentes novedades ya se producían en serie y servían como regalo para los niños estadounidenses.

El Dr. David Brewster fue un científico que centró sus investigaciones en la difracción de la luz y cuyo trabajo se ha empleado para el desarrollo de estetoscopios y faros. También jugó un papel decisivo a la hora de divulgar los enormes avances científicos que se estaban realizando en aquella época mediante la revista que fundó, Edinburgh Journal of Science (Revista de ciencia de Edimburgo), así como a través de la British Association for the Advancement of Science (Asociación Británica para el Avance de la Ciencia), de la que fue miembro fundador. Pero, en lugar de recordarle por otros motivos por los que podría haber alcanzado la fama, lo hacemos por el caleidoscopio. Unos 40 años después de inventar el deslumbrante aparato escribió una obra magna al respecto titulada The Kaleidoscope: Its History, Theory and Construction: with Its Application to the Fine and Useful Arts (El caleidoscopio: su historia, teoría y construcción, con sus aplicaciones en las bellas y útiles artes). Como corresponde, el tratado fue publicado por John Murray, quien estaba familiarizado con el caleidoscopio desde su invención.

Hoy en día todavía podemos adquirir caleidoscopios por una fortuna o por muy poco dinero, y es que, por una parte, se siguen fabricando a partir de materiales económicos en todo el mundo como juguetes para niños, mientras que, por otra, los caleidoscopios de cristal hechos a mano y diseñados al detalle por artistas y artesanos son tesoros muy cotizados. En muchos lugares tan diversos como San Diego, California o Inhotim (en Brasil), incluso puedes mirar a través de enormes “caleidoscopios de paisajes” en los que, en lugar de ver objetos que giran en su interior, el paisaje campestre o urbano que lo rodea se convierte en una fascinante vista fragmentada.

Si le ha gustado la entrada, haga clic sobre “Me gusta” o “Compartir” en Facebook o en cualquiera de nuestras redes sociales.