26.11.2015

Cosmos – Palabra del día

Noviembre es el mes en el que nació el pionero cosmólogo y astrónomo Carl Sagan. Su revolucionaria visión del cosmos y de nuestro planeta como parte de la infinita inmensidad que nos rodea ha dado que pensar y ha estimulado la imaginación de muchos de nosotros durante décadas. La mayor popularidad de Carl Sagan procede de la serie de televisión Cosmos que presentaba en los años ochenta y que se considera como de enorme importancia para la promoción de la ciencia a través de los programas de televisión.

“El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será…” Así es como empieza en el episodio uno y lleva a sus espectadores a un viaje por el espacio y el tiempo para analizar el origen de la vida, la consciencia y la espiritualidad, junto con una perspectiva de nuestro lugar en el universo, entre otros temas científicos.

Su meditación sobre la Tierra, Un punto azul pálido, es una experiencia aleccionadora. En este monólogo Sagan pronuncia palabras reveladoras que siguen siendo relevantes para los acontecimientos que suceden cada día en nuestro mundo moderno y que hacen que nos detengamos y pensemos con esperanza: “La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina de este píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, con qué fervor odian. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Nuestras posturas, nuestra supuesta importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo, todo eso queda en entredicho ante este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran oscuridad cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ningún indicio de que alguien vaya a venir en nuestra ayuda para salvarnos de nosotros mismos.”

La palabra cosmos tiene su origen en el griego kosmos y significa “orden, buen orden, disposición ordenada”.

Se cree que Pitágoras fue el primero que aplicó este término al “universo”, quizás en un principio con el significado de “firmamento estrellado”, pero más tarde se extendió a todo el mundo físico debido a su “orden y disposición perfectos” en contraste con el caos.

El término cosmos también se utilizaba en los escritos religiosos cristianos con el sentido de “vida terrenal, este mundo (en contraposición al más allá).”

El primer uso conocido de nuestra palabra se encuentra en Antropometamorfosis, la última y más popular de las obras de John Bulwer escrita en 1650: “Como el gran mundo se denomina cosmos por la belleza que entraña.”

Sin embargo, la palabra no llegó a ser realmente popular hasta que se publicó la traducción de la obra de Alexander von Humboldt Cosmos: Ensayo de una descripción física del mundo, en 1848. Cosmos fue la obra científica más vendida de la época y reúne a dos generaciones de investigación y descubrimientos científicos. “En mi obra, empleo la palabra cosmos [como] el conjunto del cielo y de la tierra, la universalidad de las cosas que componen el mundo sensible”.

Una idea a la que merece la pena dar un giro: “En la perspectiva cósmica cada uno de nosotros es precioso. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjale vivir. No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias.” – Carl Sagan, Cosmos