18.06.2015

Canela – Palabra del día

El fin de semana, en Internet no se hablaba de otra cosa que de un artículo periodístico sobre la muerte de un niño sano de 4 años, fallecido tras ingerir canela en polvo. El artículo estaba relacionado con el famoso reto de la canela, en que los niños se graban tratando de ingerir una cucharada de canela en polvo.

De hecho, ya existen normas europeas que limitan la cantidad de canela que puede añadirse a determinadas comidas, ya que la canela contiene un compuesto que se considera perjudicial para el hígado.

¿Es la canela realmente peligrosa? Nosotros no podemos dar respuesta a esta pregunta, pero podemos explicar el origen y la historia de la palabra que da nombre a una de las especias culinarias más comunes.

La canela se obtiene de la corteza interna de unos árboles de Asia Oriental, que se enrolla y se seca al sol, y se usa como condimento tanto para comidas dulces como saladas.

La palabra se introdujo en la lengua inglesa a finales del siglo XIV, tomada directamente del francés antiguo cinnamone, que deriva a través del latín de la palabra griega-fenicia kinnamomon, parecida al término hebreo qunnamon. La primera vez que la palabra apareció en una publicación, fue en 1430, en la obra Fall of Princes de John Lydgate.

La mayor parte de la canela comercializada a nivel internacional deriva de otra especia parecida llamada Cinnamomum cassia. De hecho, este nombre se registró mucho antes en la lengua inglesa, alrededor de comienzos del siglo XI, procedente del verbo hebreo qatsa (quitar la corteza) e introducido a través del latín.

El inglés antiguo también empleaba el término canella, que es como se conoce a esta especia todavía actualmente en muchos idiomas europeos, y que derivó del latín cannella (tubo), por analogía con la forma de la especia al secarse. El término canella fue presentado por primera vez a los lectores ingleses en el año 1230 en una dulce combinación de jengibre y regaliz.

Ahora que conocemos el origen de la palabra y su entrada a la lengua inglesa, queda por descubrir cómo y cuándo esta especia fue introducida en Europa.

La canela ya se conocía en la antigüedad más remota y era un bien preciado entre las naciones ancestrales como presente para dioses y monarcas. Se la menciona en varios libros de la Biblia, por ejemplo, como ingrediente de los aceites para ungir que utilizaba Moisés o como muestra de amistad.

En la antigua Roma, hacía falta el sueldo de un mes para comprar apenas unos 30 gramos de esta especia divina.

Los árabes transportaban la canela a través de rutas terrestres, lo que hizo que la oferta fuera limitada y aumentara su precio, convirtiendo la canela en un símbolo de prestigio en Europa.

Durante mucho tiempo los comerciantes venecianos tuvieron el monopolio del comercio de esta especia en Europa, distribuyendo canela procedente de Alejandría. Sin embargo, en el siglo XVI los comerciantes portugueses desembarcaron en Ceilán y se hicieron con el monopolio de la canela, que conservaron durante los 100 años posteriores.

Los británicos arrebataron Ceilán a los holandeses en 1796. Pero para aquel entonces, la importancia del monopolio de la isla de Ceilán ya estaba en declive, puesto que el cultivo de los árboles de la canela ya se había extendido a otras áreas.

En Gran Bretaña, sigue utilizándose la canela ceilanesa, la canela auténtica, mientras que en Estados Unidos se trata prácticamente siempre de árboles cassia parecidos procedentes del sudeste asiático, siendo más dulce y con un sabor más intenso.