17.06.2014

Palabra del día: Curio

Pierre Curie falleció en 1906 mientras cruzaba una calle de París en medio de una tormenta. Resbaló y fue atropellado por un coche de caballos. Su cabeza cayó bajo las ruedas, por lo que falleció en el acto. Murió siendo famoso: Curie había recibido el Premio Nobel junto con su esposa Marie y además era profesor de la Sorbona. Tras su trágica muerte, Marie asumió su cátedra, convirtiéndose así en la primera mujer de la historia en impartir clases allí. Su primera lección comenzó con la misma frase que su marido había empleado para concluir su última clase.

Como reconocimiento a la labor del difunto Pierre Curie, en el Congreso de Radiología celebrado en 1910 se decidió poner el nombre de curio a la unidad básica de la radiactividad. Desde entonces, la radiactividad se mide en curios. El hombre que introdujo la radiactividad en la ciencia británica e inventó los términos de radiaciones alfa y beta, Ernest Rutherford, relata así lo ocurrido: “Se propuso utilizar el nombre de Curie, en honor al difunto Prof. Curie, para designar una cantidad de radio o de emanación”. Asimismo, quedó inmortalizado mediante la Ley de Curie, la cual describe el impacto de la temperatura en la magnetización.

Un año después, en 1911, Marie recibió el Premio Nobel de Química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, convirtiéndose en la primera persona en recibir dos Premios Nobel. Pero aquí no acaba la historia de una de las familias más famosas de la ciencia. En 1935 se concedió el tercer Premio Nobel de la familia a la hija de Marie y Pierre Curie, Irène Joliot-Curie, por el descubrimiento de la radiactividad artificial. Irèney su esposo Frédéric Joliot prepararon el terreno para la fisión del uranio y las reacciones nucleares en cadena.

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