Ikebana es un tipo de arreglo floral único de Japón. Se diferencia del arreglo floral occidental debido a sus formas asimétricas, el uso del espacio, el uso de todas las partes de las flores, incluidos los tallos y las hojas, y porque la apariencia final no solo es agradable estéticamente, sino que también transmite un significado filosófico.
El capitán Francis Brinkley, un consejero del nuevo gobierno de Meiji y posterior propietario de un periódico japonés, escribió Oriental Series: Japan en 1901. En él destacaba que «El nombre utilizado, ike-bana, o «flor viva», explica el principio fundamental: que las flores deben arreglarse para que sugieran la idea de la vida real». Su descripción se convirtió en la primera referencia al ikebana en la lengua inglesa. Durante el periodo postguerra en Japón, se convirtió en un pasatiempo popular entre las esposas de los oficiales de la armada estadounidense destinados en el país, lo que contribuyó a extender los conocimientos de este arte en el resto del mundo.
Como en muchos aspectos de la cultura japonesa, el ikebana proviene del budismo y de la práctica de dejar adornos florales en el altar. Hoy en día, la gente practica el ikebana en silencio, reflexionando, seleccionando los elementos de la pieza y disponiéndolos de forma que afirmen la interacción entre el hombre y la naturaleza.
